El hijo de nuestro profesor de judo, Campeón de España de este deporte

Podría decir que judo empecé nada más nacer, mis padres tienen un gimnasio en Móstoles, el Gimnasio Ibaraki, y ambos son judocas, por lo que he vivido judo desde el primer recuerdo de mi vida que tengo, pero a practicarlo como tal empecé más o menos a los 3 años.

No sabría decir el momento exacto, yo creo que ha sido un proceso. A lo largo de mi vida he practicado muchos deportes diferentes, siempre compaginándolos con el judo, pero al final este deporte tiene algo que te engancha, no se puede explicar con palabras, no solo a nivel deportivo sino a nivel personal, creo que es un deporte con el que te desarrollas de una forma muy completa, a mi me ha aportado cosas muy buenas en mi vida, valores, personas, vivencias, viajes, etc...que sin este deporte no habría podido tener la oportunidad de hacerlo y creo que todo lo que me ha dado ha hecho que me enganche y me enamore de esta manera. Siempre estaré agradecido a mis padres por darme a conocer este arte marcial.

Partiendo de la base de que pienso que el deporte es algo fundamental dentro de la sociedad y de que todo el mundo debería practicarlo, ya no solo por ocio sino por salud, creo que concretamente el judo es muy completo como dije antes y pienso que aporta muchísimas cosas al desarrollo de los niños.

Es un deporte de oposición, por lo tanto, a los niños les aporta seguridad y confianza en sí mismos y a pesar de ser un deporte individual, es necesario tener compañeros para practicarlo por lo que el trabajo en equipo, la empatía,  así como el compañerismo y la tolerancia son factores fundamentales de este deporte, sin olvidarnos de la capacidad de cuidar y respetar a las personas que lo practican. Podría seguir enumerando más beneficios de este deporte, pero lo que realmente creo que es importante es que todos estos beneficios que los niños adquieren a través del judo pueden extrapolarse a cualquier ámbito de su vida; todo el mundo necesita confianza y seguridad para enfrentar una situación a lo largo de su vida, así como un desarrollo físico y motriz para realizar cualquier actividad, sin olvidar a valores como los que he citado anteriormente para vivir en sociedad y aprender a relacionarse y comprender cómo funciona la sociedad y cómo encontrar nuestro lugar en ella.

El judo no entiende ni de razas, ni de sexos, ni de religiones, etc… es un deporte que se adapta y que acepta a cualquier persona que quiera practicarlo, no tiene límite; el límite lo pone la persona que lo practica y a mi me parecer es algo buenísimo, ojalá hubiese tenido yo la oportunidad de que una actividad como el judo hubiese formado parte de mi educación durante mi vida como estudiante, y sobretodo, haber podido tener un profesor como el que tiene vuestro colegio, que obviando que Justo Núñez es mi padre, yo sé para él lo que significa este deporte y lo mucho que disfruta compartiendo y enseñando judo. Para él que lleva más de 45 años practicándolo y más de 35 años siendo docente en esta materia, se lo importante y lo que representa para él, más allá del ámbito laboral, porque, al fin y al cabo, comparto con él más tiempo al día que el que pasamos en un tatami y puedo afirmar sin ninguna duda que el tiene devoción por sus alumnos y por el judo y que es lo que más ama en este vida, más que yo incluso; por lo que felicito al Colegio Zola por darle la oportunidad a sus alumnos de conocer y practicar este deporte y hacerlo de la mano del profesional que tienen impartiendo la materia.