Claves para mantener el buen estado de ánimo por Carmen Loureiro

Los Colegios Zola  hablamos con Carmen Lourerio sobre la importancia de la inteligencia emocional en situaciones de crisis como la que vivimos hoy. Carmen Loureiro es actualmente asesora, conferenciante y profesora de comunicación y educación emocional, colaborando con distintas instituciones, universidades y escuelas, así como responsable de formación del programa Imocli emotional learning. Carmen fue además, una de nuestras ponentes de Eduemoción III

«Cada niño, niña y adolescente habrá vivido esta crisis de distintas maneras»

 

¿Nos podrías dar algunas claves para mantener un buen estado de ánimo durante la crisis sanitaria?.

La crisis nos obliga a tomar contacto con nuestra vulnerabilidad. Estamos experimentando muchos cambios y nos hacemos conscientes de la gran incertidumbre que nos depara el futuro. Por lo que es completamente natural y adaptativo experimentar variaciones en el estado de ánimo. Sin embargo, mantener un cierto equilibrio es importante, para poder seguir afrontando los problemas con salud, seguridad y eficacia. Creo que este equilibrio es posible, en la medida en que sabemos balancear la atención y reflexión sobre los problemas con la distracción y el cuidado de la salud. Yo os propongo 7 estrategias claves:

  1. Tener amplitud de conciencia y conectar con la meta que nos trasciende: nuestro compromiso social. Recordarnos día a día que las circunstancias que estamos viviendo son extraordinarias y que los sacrificios que todos estamos haciendo tienen un único fin: cuidarnos, protegernos de la enfermedad y asegurar un futuro próspero. Eso implica colaborar y ayudarnos los unos a los otros.
  2. Estar en contacto frecuente con nuestros seres queridos y compartir sentimientos. Sobre todo, compartir los sentimientos más conflictivos. La supresión de las emociones negativas nos pasa tarde o temprano factura (somatizaciones, aumento del estrés, bajo rendimiento, etc.). Esto es especialmente importante con nuestros hijos o alumnos y darles un espacio en el que tengan la oportunidad de hablar no sólo de lo qué pasa, sino también de lo qué sienten.  La experiencia de una buena escucha y de la empatía es reconfortante, refuerza la seguridad emocional y nos prepara para pensar mejor, aprender y actuar en consecuencia.
  3. Dedicar una atención concentrada y limitada para estar bien informados, basándonos en fuentes fiables. La confianza y las certezas aumentan nuestra sensación de control y disminuyen el estrés. Lo mejor es elegir un momento del día para evitar una sobrecarga mental.
  4. Cuidar de nuestro cuerpo para cuidar nuestra mente: mantener una rutina de trabajo y ejercicio, así como no olvidar una buena alimentación, suficientes descanso y desconexión de pantallas. Este es un plan que debe compartirse en familia.
  5. Buscar un tiempo a solas y en familia para reflexionar sobre lo que está sucediendo en el mundo, tratando de extraer un aprendizaje, pensando juntos las mejoras que podemos hacer en la vida, a nivel individual, familiar y social. 
  6. Potenciar el intercambio de afecto, practicar la empatía, la solidaridad y la amabilidad.
  7. Dedicar momentos al juego. Realizar alguna actividad divertida en familia y con amigos.

¿A qué nuevos retos se enfrenta la inteligencia emocional en los colegios tras el covid 19?

Cada niño, niña y adolescente habrá vivido esta crisis de distintas maneras. Así que, antes que nada, debemos asegurar un tiempo para dialogar y compartir sentimientos con su grupo de compañeros. Debemos ayudarles a comprender y construir una narrativa constructiva, desarrollando confianza en el futuro a pesar de las pérdidas y los cambios. 

Considerando esto, creo que es necesario enfocarnos mucho más en hablar de Inteligencia emocional grupal y en el manejo de los procesos colaborativos, como marco principal de aprendizaje de las habilidades socioemocionales. Así como relacionar la IE con el pensamiento crítico y el manejo de la complejidad. Si algo estamos aprendiendo de esta crisis es que saber manejar la complejidad, tener capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo es básico para salir adelante. 

También es preciso trabajar los procesos empáticos más complejos con el fin de saber adoptar perspectivas muy diferentes tanto a nivel interpersonal como cultural, para poder cooperar y ser creativos en el mundo.

Esa empatía será la base de una ética común y de una mente sistémica, ambas esenciales en un mundo que se caracteriza por la gran variedad de valores e intereses

Por último, tendremos que afrontar una nueva forma de ir a la escuela en donde la tecnología tendrá un papel primordial. Pero creo que debemos asegurar un uso de la tecnología que no amenace nuestra humanidad y la satisfacción de las necesidades emocionales y sociales de los niños y niñas. La escuela es un instrumento clave en ese sentido. Lo que se haga en ella afectará al resto de la sociedad.

 Por eso es muy importante empezar a hablar de un uso emocionalmente inteligente de la tecnología.

¿Cómo podemos trabajar nuestra inteligencia emocional día a día para tener «reservas» en caso de un nuevo confinamiento?

Creo que, sobre todo, depende de saber aprender de lo que está pasando y saber discernir en cada momento qué es lo verdaderamente importante. La IE guarda mucha relación con tener conciencia social, con la confianza y con saber poner el foco en lo relevante, actuando en coherencia. También tiene que ver con la flexibilidad. Eso supone saber reconocer y manejar los sentimientos negativos, a la vez que podemos poner nuestra atención en lo positivo y en todo lo que se puede aprender juntos de esta crisis. El negativismo, la queja y las críticas continuas nos desgastan y obstaculizan la imaginación de un futuro mejor.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a ser resilientes?

Mantener la fortaleza y motivación para afrontar los problemas, a pesar de la adversidad, se desarrolla siempre y cuando hemos experimentado la empatía y el apoyo de otras personas en momentos significativos.

Toda crisis es una oportunidad para cultivar la resiliencia de nuestros hijos.

Para ello, debemos ofrecerles una seguridad afectiva para que nos cuenten cómo están entendiendo lo que está ocurriendo y cómo les hace sentir. Sólo entonces, podremos expresarles empatía y amor, así como la confianza de que, a pesar de los problemas, saldremos adelante porque esto nos ayudará a saber más y a hacer las cosas mejor. Esos son buenos momentos para hablarles de que en la historia de la humanidad y también en la de nuestra familia hemos pasado por momentos duros y cómo los hemos superado. También les ayudará que no ocultemos lo que sentimos, explicándoles que estamos preocupados o tristes por una razón, pero que los problemas se resolverán y que cuando sea así, nos habremos fortalecido. Es necesario que nuestros hijos entiendan que las crisis, aunque duras, son una oportunidad para el desarrollo de las personas y de la sociedad.

¿En qué proyectos estás trabajando en la actualidad?

Continúo trabajando en mi escuela de comunicación Verbalia y en el desarrollo de un programa de educación socioemocional que utiliza la tecnología como apoyo a los profesores y a las familias:  www.imocli.com

comunicación Verbalia| www.imocli.com

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